Por qué escribir un blog

   Siguiendo con los preliminares de cualquier actividad que se presta, parece conveniente o de rigor, dar cuenta pormenorizada de las razones que me han llevado a  poner en práctica esta idea. En este caso,  debo por lealtad confesar a mis remotos lectores, que ningún sentimiento altruista me ha llevado a ello, sino todo lo contrario.
   Digo esto, porque recientemente y con motivo de la presentación de mi única y peregrina publicación, alguien vino a interrogarme sobre los motivos de mi escritura, y adelantándose  a  mi  respuesta, refirió que con seguridad, habría querido ayudar a otros con mi experiencia. Nada tan ajeno a mi intención. Mis motivaciones son eminentemente egoístas. Más bien, escribo impelida por una urgente y perentoria necesidad  –dije- me siento como aquél que se aventura a entrar sin guía en una gruta, y una vez extraviado en ella, no encuentra otro recurso que gritar hasta hacerse oír. Siendo esto cierto, difícilmente puedo prescindir de ese alguien sin nombre que intuyo al otro lado, al que mi pensamiento se ha habituado a hablar incluso en sueños. 
   Busco con ello, la fórmula de mi ansiada conjuración, una especie de exorcismo que acalle  mis fantasmas o por el contrario, invoque a los espíritus benefactores para que me muestren algún sinuoso sendero. Porque son las bifurcaciones,  las angostas veredas las que conducen a parajes secretos. Quiero volver  a aquella infancia perdida, al tiempo de los suspiros suspendidos en el aire, los escondrijos y los disfraces,  los magos alquimistas,  los crípticos de la biblioteca de Babilonia. 
    Escribo, quizás infundida por la misma pretenciosa idea que llevó a Ícaro a soñar en conquistar el cielo. Ese antiguo anhelo de tener alas y vislumbrar las alturas. Un sueño que desde niña me confinaba frecuentemente en la soledad de mi cuarto mientras leía con avidez las páginas de un libro.
   Ahora, habiendo asimilado y aprendido apenas nada de esos mundos por otros visionados, intento crear el mío  propio, un mundo a mi medida. En esa empresa he puesto todo mi empeño, impelida por una necesidad, digamos anímica, una inclinación que sentimos los soñadores a los cuales nos resulta insuficiente la realidad y necesitamos aderezarla, enmendarla, si no inventarla.
     Este blog por tanto, no pretende ser más que las anotaciones que una diletante emborrona con el mismo afán que un niño su cuaderno de caligrafía, con el fin de hacerse algún día legible para algún lector aficionado, igual que yo misma, a discurrir por sinuosos laberintos en busca de sí mismo, intrigado por aquello que oculta el envés de un armario, las páginas dobladas de un libro, las sombras y los reflejos de un cristal empañado, las palabras cautivas que el tiempo  desdora o bien enmarca entre metopas y filigranas.

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